Las palabras fueron avispas y las calles como dunas cuando aún te espero llegar. Todo arde si le aplicas la chispa adecuada

-Héroes del Silencio-

28 marzo 2011

Esa manita...

Las resacas domingueras están para lo que están no para madrugar, acicalarse e ir al futbol. No son horas. Y así nos va. Los de pucela nos han dado la manita, al final del partido eso sí. Cinco golitos como cinco soles han caido en nuestra porteria. Y a todo esto es normal. Pepe, que no tienes ni idea. Que no se puede jugar de una manera cuando no tienes ni idea en como hacerlo. Que para jugar al patadon tienes que tener una segunda linea agresiva y anticipatoria. Que no, que Perico es el malo y no los arbitros. Que Kike es el que mantiene el equipo y lo envias al banco.... que no, que no!! coño!!. Mi sueño en la vida es ser presidente de la Unión. Y a falta de tres millones de euros que me den el control solo me quedan la pasión y el amor por mis colores para desenfrenar la pasión. A pesar de todo, Hala Unión!!

16 marzo 2011

Terrenos pantanosos

La libertad del escritor se acaba donde empieza la opinion del lector donde a veces olvida que la inspiraciòn viene de destellos de la realidad. Creaciòn.

07 marzo 2011

Esperando a Sara

Sabes que Sara pierde la razón cada vez busca una excusa para no venir a comer. El sábado estuve cocinando por la tarde, en la decaida hamaca de la sobremesa sabatina. Fui al super a buscar todo lo que me hacía falta. No llevar reloj me impide alterarme. Me da igual que haya cola en la caja en el momento de pagar que esté la cajera esperando solita a cobrarme. Y con buena musica empezé a preparar todo. Mi menú llevaba kilos de ilusión y empeño por pasar un buen rato. Nada fuera de lo fundamental con un buen vino y seguro que una agradable conversación. Y sé que cuando las tostas tienen buena pinta es el preludio de que todo va a salir bien. Si no fuera porque ensucio un montón de cacharros hubiera cocinado con menos prisas.
Sonó el telefono, mi móvil que aturdia mis oidos como reproductor de mi música. Sara. No decía nada, escucha su respiración y en su silencio me aseguró que no vendría al día siguiente.
Un Gintonic de Tanqueray, cortito y fresquito. Lo bebí... no, lo engullí. Otro, por favor. Hasta que fuera capaz de escribir algo en mi mente, algo que no pudiera contar. Esto.